Vengo desde hace muchos años trabajando en el arte del agradecimiento. Es cierto, a veces me dejo arrastrar por las situaciones del momento, a veces tardo un poco más para salir del contexto entonces respondo adecuadamente y agradezco por las cosas que tengo y por las cosas que me hacen ser quien soy.
Ya, ya, si, es un cliché. Millones de frases dicen que debes agradecer por lo que tienes antes que reniegues o que odies por lo que no tienes. Si pues, pero hay un detalle que es radicalmente el punto central de la acción de agradecer. Porque, seamos honestos, a qué le agradeces por lo que es, por lo que tienes, por lo que te sucede? te das cuenta que cuando agradecemos sólo estamos soltando aire con buena energía, como decía Becquer, las palabras son aire y van al aire.
Qué pasaría si al agradecer hiciéramos la diferencia, de manera que esa acción guardara la mayor coherencia posible, por no decir que de esta forma estaríamos andando en la dirección correcta con nuestra intención. Qué sucedería si, consistentemente, estuviéramos modificando todo el resultado de la energía que liberamos con las palabras que emitimos? Porque agradecer siempre será motivo de seguir recibiendo más para continuar con la misma acción. Esa es la fórmula del manantial inagotable de bendiciones.
Antes de si quiera decir un simple "gracias" será, pues, oportuno decir: "Gracias Dios, Padre mío por darme este tiempo de Vida, gracias por...".
Dirigimos tantas veces nuestros agradecimientos a la nada.
Veo constantemente en todas las redes sociales a las personas, amistades mías y ajenos que se convierten en expertos de agradecimiento pero al aire, todo, todo, al aire.
Se gastan diciendo agradezco por esto y aquello, Pero olvidan dirigirse a quien en verdad les permite disfrutar de esos detalles, olvidan mencionar su nombre, la Inteligencia Suprema, Dios, El único responsable de todo lo que es creado. Lo visible e invisible.
Cuánto bien se siente cuando alguien te agradece, cuando un simple ser humano te reconoce por una situación generada. De lo menos a lo más, ahora imagina cómo debiera sentirse Dios por dirigirnos hacia Él para decirle "gracias"? No, seguro que no necesita nuestras palabras porque, efectivamente es Dios, no requiere de nadie ni nada, pues lo es todo. Pero se mide tu actuar. Si no te cuesta nada decir gracias a la nada qué mejor te haría decirle "Gracias Dios" imagina las bondades a las que podrías acceder si tienes la fuerza de completar el mantra del agradecimiento.
Haz la prueba , después de todo los resultados serán experimentados por ti.